lunes, 10 de septiembre de 2007

SOLIDARIDAD ENTRE NUESTROS SEMEJANTES


Debería de ser un tema más que superado el de ayudar al prójimo ó, al menos, no empeorar su situación. A pesar de esto, vemos que no suele ser demasiado frecuente las buenas acciones hacia los demás, por lo menos de manera totalmente desinteresada.
Este post viene a hablar del resto de acciones que no hacemos, a pesar de ser acciones solidarias, incluso teniendo intereses.
Más particularmente, me refiero a una situación que viene pasando en las Fallas de Elda, de la que me siento muy orgulloso de formar parte. Una de las comisiones, la Falla Gran Avenida, ha tenido un problema con su ex presidente, y acudió a Junta Central de Fallas para hacer efectiva la sanción pertinente de acuerdo al régimen interno de nuestra Fiesta. La sanción corresponde a que, si no estás al día en una comisión, no puedes cambiar a otra con el fin de continuar en la fiesta hasta haber saldado tus problemas con tu antigua comisión.
El problema viene cuando algún presidente, y delegados de la asamblea, del resto de comisiones decían que problemas de ese estilo habían habido toda la vida y que a la gente no se le había prohibido continuar en la fiesta. Esto me hizo disparar mis alarmas internas… ¿qué interés tienen en defender a una persona que no ha sido legal con su comisión? Luego entendí el motivo… Corren los rumores que, tal vez, ese ex presidente de comisión trate de pagar una cuota en otra comisión con el fin de desfilar este año en las Fallas de Elda 2007.
Supuestamente, lo lógico sería que, por solidaridad (enlazando con el comienzo de mi post), si un integrante de una comisión tiene problemas con tus compañeros, no deberías de admitirlo en la tuya por respeto, y compañerismo, hacia los compañeros y compañeras de otras comisiones… Incluso, mirándolo desde el lado egoísta, si ha tenido problemas, de cualquier índole, ¿qué te hace pensar que si los tuvo antes no los vaya a seguir teniendo? Parafraseando a un grupo de música que me gusta mucho, M-Clan, “si hemos de cambiar, será para mal”.
Como conclusión, creo que hemos de aprender a vivir la vida sin mirar sólo el tinte económico de la misma. Aprendamos a que no todo vale, a pesar de que nos pueda traer un puñado de euros y, al final, todos saldremos ganando.

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